miércoles, 8 de febrero de 2012

De repente te das cuenta que nada puede ser,
que nada es.
Pero todo fue, y eso te mantiene vivo.
Ese recuerdo de lo que eras, de lo que sentías, de lo que creías, te mantiene pendiente, atado.
Cómo si ese recuerdo se conectara directamente con los latidos de tu corazón, como si no pudieras respirar si te falta.
Al fin y al cabo anhelas una vida, anhelas tu vida, y no podés evitar pensar que se te fue con los sueños que perdiste.
Y nunca más volviste a dar lugar a otros sueños, no podés salir, no querés salir, no buscás la salida.
Tu vida está con vos, tu vida sos vos y es tiempo de arrancar.